¡Relájate antes de hablar!
Estamos tan acostumbrados a escuchar nuestra voz que no nos damos cuenta del poder tan grande que tiene y cómo influye en las personas. Cada vez que hablamos proyectamos una gran parte de quienes somos, pero también lo que no somos y pretendemos ser.
De tal forma que, si no tenemos cuidado, podríamos estar enviando un mensaje equivocado respecto a la imagen que queremos dar, lo que complicaría el logro de nuestros objetivos.
La manera de hablar debe ir acorde a la forma de ser, la actividad que realizamos, el puesto que ocupamos, el producto o servicio que ofrecemos, el público al que nos dirigimos, la ocasión y motivo de nuestro discurso y hasta nuestro estado de ánimo.
Para lograrlo, debemos ser capaces de manejar todos los recursos que hacen de la voz una herramienta poderosa, como son las entonaciones, ritmo, pausas, velocidad, fuerza, matiz, volumen, modulación, etc.
No basta con tener el conocimiento y saber de memoria lo que vamos a decir, si la dicción es deficiente, el volumen bajo, la entonación monótona y el ritmo lento y cansado, pues todo ello provocará que nuestra audiencia se aburra y pierda el interés.
Empieza por comprender que tu voz no es solamente ese sonido que te ha acompañado desde tus primeros balbuceos, es mucho más que eso.
Tu voz es la herramienta de comunicación más poderosa que tienes.
“Recuerda que el 55% de la comunicación se da a través del lenguaje corporal, pero el 45% corresponde a la voz y las palabras, por lo que ambos deben estar perfectamente sincronizados para que haya congruencia y credibilidad.”
Sigue estos tips para mejorar tu voz:
Lee en voz alta, de manera pausada y pronunciando perfectamente cada palabra.
Entrena tu diafragma para evitar que dañes tu garganta.
Nunca grites o fuerces tu voz.
Evita hablar de forma pareja y en un solo tono.
Para resultar ameno, practica transmitir tus emociones.
¡Relájate antes de hablar! Esto facilitará la claridad y proyección de tu voz.
Escrito por Layda Ponce de León
Noviembre 2021